Así lo sostiene Valeria Di Croce, autora del libro ‘El arca de Milei’, en una entrevista con cronica.com.ar. Los momentos en que se consolidó la figura del libertario y su reacción frente a las derrotas en el Congreso.
Argentina’s President Javier Milei speaks during the CPAC (Conservative Political Action Conference) in Balneario Camboriu, Santa Catarina state, Brazil, July 7, 2024. REUTERS/Anderson Coelho
La llegada de Javier Milei a la Presidencia, afirma la especialista en comunicación, política y género Valeria Di Croce, está lejos de ser sólo una consecuencia del «mal gobierno» de Alberto Fernández. «Esa es una idea muy instalada y yo la pongo en discusión. El proceso comenzó en 2015 con la gestión de Mauricio Macri», sostiene en una entrevista con cronica.com.ar.
Di Croce plantea que el triunfo del líder de La Libertad Avanza en las elecciones del año pasado se dividió en tres etapas. O “el shock económico, pandémico y político”, tal como dice y acaba de publicar en su libro ‘El arca de Milei, ¿cómo y con quién construyó su poder?’, de Ediciones Futurock.
-¿Cómo describirías cada uno de esos tres momentos?
–El shock económico ocurre en el gobierno de Macri, cuando se genera una desigualdad a partir de diferentes cambios y el acuerdo con el FMI. Ahí también había un grupo muy desilusionado con el gobierno macrista; hablo de economistas liberales como Javier Milei, Miguel Boggiano, Manuel Adorni y José Luis Espert, que fue candidato en 2019. Y en paralelo, apareció Juan José Gómez Centurión, que había sido funcionario del macrismo y se postuló también como candidato, pero con un discurso más asociado a lo que hoy se llama batalla cultural. Su consigna era «Dios, Patria y Familia». Esos dos grupos, que estaban claramente a la derecha de Juntos por el Cambio, obtuvieron poco más del 5% de los votos en las elecciones de 2019.
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-Y a los pocos meses empieza el shock pandémico del que hablás…
-Claro, ya estaban los desilusionados del macrismo, más este grupo que empezaba a tener afinidad con el discurso de Milei. Y a ellos se sumaron los seguidores de Agustín Laje y Nicolás Márquez, que ya hablaban de batalla cultural y empezaron a confluir con aquellos que salían a la calle a manifestarse abiertamente en contra de lo que llamaban control estatal y cuarentena cavernícola, que era ni más ni menos que el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
-¿Cuándo se da el shock político?
-Cuando la pandemia terminó y se levantaron las medidas de aislamiento, aparecieron, por un lado, los grupos que no se sentían representados por el Frente de Todos. Y por el otro, aquellos que sentían que Juntos por el Cambio había traicionado sus ideas. Los dos grupos empezaron a confluir en torno a la figura de Milei. Las consecuencias de esos shocks son la punta del iceberg, que fue cuando, directa o indirectamente, esos grupos tuvieron algo que ver con el atentado a Cristina Kirchner en septiembre de 2022. Cuando digo que tuvieron algo que ver, es porque su discursividad, su violencia política y de género confluyeron ahí.
Valeria Di Corce analiza en su libro las claves de la construcción de poder realizada por Javier Milei.
-En la construcción de poder que hizo Milei, ¿qué importancia tienen su narrativa de amigo/enemigo y las críticas al Estado?
-Creo que son fundamentales. Agustín Laje, a quien Milei define como un «héroe de la batalla cultural», dijo después de la discusión en torno a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que el gran problema de la derecha a nivel local era que no articulaba. Entonces, propuso una articulación entre lo que él llamaba liberales antiestado, los conservadores y los patriotas, quienes advertían sobre el peligro de ese globalismo que ven en la agenda 2030 y que atacaría la soberanía argentina. Y Laje agregó, en aquel momento, que el enemigo no eran sólo el peronismo y el progresismo, sino también la derecha cobarde políticamente correcta, que redujo al PRO y los radicales. En 2019, finalmente, se hizo un evento en el que Milei incorporó el concepto de batalla cultural después de cuatro años de ser un personaje mediático. Ahí entendió que no sólo articulaba con esos sectores; además, construía un enemigo y polarizaba.
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-¿Qué personajes se fueron reuniendo alrededor de Milei en este proceso y cuáles te llamaron la atención?
-Hay cuatro grupos. Los políticos, que dieron la primera batalla, como Espert y Gómez Centurión, con un discurso liberal económico en 2019. A ellos se sumaron influencers y comunicadores que ya existían, como Emmanuel Dannan, Deperoncho y Álvaro Zicarelli, que desde el último gobierno de Cristina Kirchner venían con un discurso anticolectivista, por decirlo de alguna manera. Luego aparecieron nuevos comunicadores, como el Gordo Dan y Juan Pablo Carreira (Juan Doe, en las redes sociales), que es funcionario del gobierno en la actualidad, con una discursividad de domar y destruir al otro. Y hay otro grupo de políticos, entre ellos los outsiders -como Milei y quienes fueron sus candidatos a diputados-, y los dirigentes que habían formado parte del gobierno de Carlos Menem.
-Desde el 10 de diciembre hasta hoy, ¿notaste algún cambio en la construcción de poder de Milei?
-Sí y no. Es un estilo de construcción política donde Milei podría estar o no, y ya hay algo que va a permanecer. Èl plantea una discusión de valores y no una construcción política a la mirada tradicional. Para quienes entendemos la política como un debate de ideas o argumentar y contraargumentar, y estamos acostumbrados a esa dinámica de partidos, nos resulta muy difícil comprender cómo alguien no construye alianzas y consensos en términos de la política tradicional. Pero Milei no necesita acuerdos con otros partidos, porque su forma de construir es en un vínculo directo con el electorado, con la sociedad. A él lo favorece no hacer alianzas, porque lo que le dice a la sociedad es «son todos contra mí». Entonces, se va haciendo una capa que lo resguarda, donde, «si lo que yo quiero hacer no sale, es culpa de la política tradicional, no me dejaron». Milei gana mucho protagonismo porque construye desde el caos
-¿Las últimas derrotas que sufrió en el Congreso pueden afectarlo? ¿Y qué riesgos enfrenta?
-Si uno se lo pone a pensar en términos de lo habitual, son derrotas parlamentarias, una marcada de cancha de la oposición. Pero creo que es una consolidación del lugar que él quiere ocupar. Como diría Milei, «es la política tradicional impidiéndome el objetivo que tengo, que es bajar la inflación y no negociar el déficit fiscal». Yo no veo más que una disputa política superestructural, si querés, que lo pone a él en un lugar difícil de derrotado, pero recordemos que él ocupó ese lugar durante toda la campaña. Era el que iba a perder, el que no iba a ganar, el que no podía… Entonces, para mí ese es un lugar que le queda cómodo. Y en cuanto a los riesgos que enfrenta, creo que hoy son más para la sociedad y para la ciudadanía en términos de extremar cada vez más la polarización. Es muy frágil todo cuando la validación del discurso presidencial y del espacio de la narrativa oficialista atacan de manera permanente a aquellas instituciones que consolidan el sistema democrático.
https://www.cronica.com.ar/politica/Javier-Milei-su-armado-de-poder-y-las-claves-de-ese-proceso-Elige-construir-desde-el-caos-20240831-0071.html
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