El club anunció que, tras un común acuerdo, Micho ya no es más el entrenador del plantel profesional.
Pasadas las 18 de un sábado menos invernal que de costumbre, Martín Demichelis salía por penúltima vez al campo de juego del Monumental como entrenador de River. Sabiendo que, más allá de que este domingo tendrá un último partido casi a modo testimonial como despedida, la decisión “consensuada” con el presidente Jorge Brito ya estaba tomada: su ciclo, el que logró más resultados que adhesión, ya era parte de la historia de Núñez.
Aunque en el cónclave que protagonizaron Brito y Demichelis las partes coincidieron en que la situación se había tornado irreversible no solo por lo deportivo sino por el correlato de hostilidades que había desatado la crisis, íntimamente el deté -incluso cuando se creyó capaz de poder darlo vuelta- llevaba días dimensionando lo complejo del contexto a partir de las señales que venía recibiendo. Y que hacían que en ese sentido su continuidad estuviera garantizada pero hasta el próximo golpe.
En ese meeting, Micho accedió a dirigir frente a Sarmiento, decisión que no revió aun cuando desde su círculo íntimo le sugirieron evitarlo para que no quedara expuesto a la hostilidad de un Monumental que se presumía un cabildo abierto. Con un rechazo hacia el entrenador, aunque a la vez con una nueva demostración de reprobación a los jugadores, algo que en el Liberti hace tiempo no ocurre.
Demichelis: cuando ganar no alcanza
La situación puertas adentro también se había tornado irreversible (Maxi Failla).
Si la decisión de interrumpir el proceso tendrá el efecto descompresor buscado, se sabrá cuando la voz del estadio anuncie esta tarde a los protagonistas. Y por última vez a un Demichelis que en sus últimas apariciones había sido reprobado con chiflidos -atronadores, en algunos casos. Sí está claro que los niveles de bronca habían trepado tan desproporcionadamente que en las vísperas de la formalización del adiós, en las redes habían circulado no solo reproches por el momento deportivo: a la vez, también publicaron datos personales de algunos dirigentes. Una locura.
Dentro de ese contexto, las horas posteriores a la caída frente a Godoy Cruz no fueron para nada fáciles para Demichelis. Aunque todavía no sabía que el golpe de Mendoza determinaría su nocaut, las señales periféricas eran lo suficientemente elocuentes como para demostrarle que había alcanzado un verdadero punto de quiebre.
Como el hecho de que, al cederles la palabra a sus futbolistas luego de asumirse con “energías” post caída contra el Tomba, el entrenador haya recibido como respuesta inmediata un elocuente silencio. O la percepción de que el apoyo interno ya no era total, que no toda la dirigencia lo sostenía sino un puñado de directivos, algo que Micho pudo terminar de certificar en las últimas horas de su ciclo. Cuando solo faltaba una reunión para dar por terminada su etapa como técnico en el club.
Porque internamente, la proyección era cada vez menos auspiciosa. Tanto es así que, aunque idealmente en el seno de la CD hubieran preferido que fuera el devenir en la Libertadores el que definiera el futuro de Micho en River, el 1-2 con un reprobado por juego e intensidad precipitó todo. Evitando, de ese modo, que hiciera falta un nuevo golpazo como los que derivaron en este adiós: la dura eliminación frente a Boca, cediéndole el protagonismo a su rival por primera vez en mucho tiempo; el papelón en la Copa Argentina contra Temperley; la histórica caída ante Deportivo Riestra, y un reinicio de temporada que no mostró indicios de repunte: al contrario, el declive se había pronunciado.
El ciclo estaba terminado más allá de los éxitos. De los tres títulos cosechados en poco más de un año y medio, del récord de 20 triunfos en fila en el Monumental y su correlato: un histórico 87,4% de efectividad en el Liberti. De quedar en la pole en el grupo de la Libertadores.
Quedaba únicamente el golpe de martillo. El cara a cara con Brito. La decisión que -según el comunicado del club- fue resultado de una negociación conjunta, aunque no deja de ser un asterisco en el paradigma histórico de darles continuidad a los procesos. Y, por supuesto, el posterior anuncio de la salida frente a los jugadores.
Aquellos que una vez finalizado el entrenamiento, pasadas las 19, escucharon la noticia de boca de Demichelis, mientras en paralelo el nombre del deté se viralizaba, puesto que minutos antes el club ya había anunciado a través de sus canales oficiales el final de una era. Una que ya no daba para Micho.
Su cara en Mendoza lo decía todo (Ramiro Gomez).
El comunicado oficial de River
«A partir de una decisión tomada de común acuerdo con las máximas autoridades del Club, Martín Demichelis ha dejado su cargo de entrenador del plantel profesional.
Dirigirá este domingo su último partido como entrenador del primer equipo.
River Plate agradece a Demichelis por su enorme profesionalismo, compromiso y respeto a nuestra camiseta, y los tres títulos obtenidos. Asimismo, les desea tanto a él como a los integrantes de su cuerpo técnico todos los éxitos en los siguientes pasos de su carrera.
Gracias, Martín», expresa el comunicado que compartió el Millonario en sus redes sociales.
https://www.ole.com.ar/river-plate/martin-demichelis-dejo-dt-river_0_zGwCDPiXd7.html
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3 comentarios en «Martín Demichelis dejó de ser el DT de River: crónica del día del adiós»