«Siempre llevaba tres granadas, dos para el enemigo y una por si tenía que suicidarme. Me niego a convertirme en prisionero de guerra».
Sasha (nombre ficticio) es un antiguo mercenario de Wagner. Luchó durante meses en la tristemente famosa batalla de Bajmut, definida de manera cruda por algunos analistas occidentales como «una trituradora de carne». Euronews ha podido hablar en exclusiva con él para conocer sus escalofriantes historias.
Por Joshua Askew & Sophia Khatsenkova • Ultima actualización: 27/07/2023 – 13:18
Sasha nos asegura que, debido a su absoluta falta de disciplina y voluntad de luchar, Wagner actuó en verdad en el frente como segunda línea, detrás de las tropas rusas regulares. «Reclutas de apenas 21 años», nos recuerda el exmercenario, con los que Rusia se aseguraba de que no se retiraban.
«Los reclutas rusos no están motivados, son débiles», nos dice Sasha. «Los sacaron de las calles y les dijeron: «a la guerra». Si su comandante cae, tienden a rendirse rápidamente».
Nuestro entrevistado no quiso aclarar si se utilizaba la violencia para mantener a raya a las tropas rebeldes. Sin embargo, un informe de Euronews reveló que Moscú llegó a desplegar a leales chechenos para disciplinar e incluso ejecutar a soldados disidentes.
Sasha, que acaba de terminar un contrato de seis meses con el Grupo Wagner, dice que no volverá a Ucrania, a menos que se vea obligado. «Sinceramente, no tengo ningún deseo de volver», nos confiesa. «Simplemente no quiero seguir luchando».
Miembros de Wagner vigilan un área frente a un tanque en una calle de Rostov del Don, Rusia, el sábado 24 de junio de 2023Mindaugas Kulbis/Copyright 2023 The AP. All rights reserved.
Sasha, que nos revela tener raíces ucranianas en Járkov y Popasna, nos confiesa que creció «desilusionado» por el derramamiento de sangre.
«Esta es una guerra fraternal. Es la guerra más desagradable que puede haber. Nosotros [rusos y ucranianos] hablamos el mismo idioma. Pensamos igual, actuamos igual», se lamenta el exmercenario «Estamos matando a gente con ideas afines».
La unidad de Sasha termina a veces, de forma accidental, en trincheras ucranianas. Por increíble que parezca, a menudo ni siquiera se dan cuenta de que están en el campo enemigo. «La única diferencia es que ellos nos ven como agresores porque estamos en su territorio. Quizá sea cierto, pero no quiero entrar en esas cuestiones».
Esta es una guerra fraternal. Es la guerra más desagradable que puede haber
Sasha
Exmercenario de Wagner
Rusia y Ucrania comparten una historia entrelazada, formando parte de sucesivos imperios históricos. Pero los ucranianos tienen su propia identidad, lengua y cultura, y muchos afirman que el hecho de que Moscú no lo reconozca es precisamente lo que ha desembocado en la invasión.
«Gracias a Wagner, Rusia está ganando»
A la desilusión de Sasha se añaden las «mentiras» sobre el conflicto. Nuestro entrevistado nos revela que ésta es de hecho una de las razones por las que quería hablar con Euronews, «aunque por ello me pueda pasar algo en el próximo mes».
«Después de estar en primera línea, puedo decir que todo el mundo nos miente«, asegura el exmercenario, que añade que ha dejado de ver las noticias como consecuencia de estas mentiras.
Sasha destaca en concreto el engaño masivo que rodeó la casi derrota de Rusia durante las primeras fases de la invasión, afirmando que Wagner sacó las cosas del borde del abismo.
También recuerda cómo los resultados prometidos por Moscú simplemente no se han materializado —Finlandia sí ha entrado finalmente en la OTAN y el dólar estadounidense no se ha debilitado tanto como se les prometió—.
Sasha reconoce que se unió a Wagner «por casualidad», y al ser preguntado por qué se unió al grupo, se muestra reacio. «Antes de la guerra, tenía opiniones más leales y patrióticas», nos confiesa, aludiendo a este amor a la patria como su principal motivación, aunque el sueldo, «decente», sin duda ayudó.
«Pensaba que todo lo que hacía Rusia estaba bien. Ahora, mis opiniones han cambiado», reconoce.
Condecorado por su «valentía» en Bajmut, Sasha sirvió como «soldado de asalto», con la particular habilidad de detectar para la artillería, gracias a su destreza con las matemáticas. El joven no tiene «ni idea» de cuántas personas mató en combate, armado con un AK 74, lanzagranadas y minas terrestres. «¿Qué sentido tiene intentar contarlas?», nos dice.
Sasha, que nos recuerda igualmente que en Wagner no tenía rangos como los del ejército ruso», compara al grupo de mercenarios con una fraternidad bien ordenada de tropas de élite, en marcado contraste con los alborotados soldados regulares.
«Nos llamamos hermanos, no importa cuánto tiempo llevemos en el grupo. Un día yo salvaré su vida, y otro él salvará la mía».
«Puedo decirte que el Ministerio de Defensa nos tiene mucho miedo», continúa. «La mayoría de los combatientes de Wagner fueron a la guerra a morir, no a luchar. Yo estaba un 70 % seguro de que no iba a volver».
«Siempre llevaba tres granadas, dos para el enemigo y una por si tenía que suicidarme, porque me niego a convertirme en prisionero de guerra».
Mezcla de veteranos curtidos en mil batallas y de delincuentes, los compañeros de lucha de Sasha habían ayudado en el pasado a aplastar «golpes» en Siria y levantamientos agitados por Estados Unidos en Bielorrusia y Kazajistán. Sasha cree que la intromisión de Washington es la razón fundamental por la que Moscú necesitaba invadir a su vecino occidental.
«No hay violadores en Wagner»
Durante su estancia en Bajmut, Sasha dijo sentir «mucha pena» por los civiles. «Cuando llegábamos sucios, todos vestidos de uniforme, los ucranianos tenían demasiado miedo como para salir siquiera de sus casas».
«Desde el otro lado [desde Kiev] les dicen que si vas a Rusia, te disparan», nos explica.
Bajmut fue escenario durante meses de cruentos combates entre las fuerzas rusas y ucranianas, que redujeron la ciudad a polvo. La población de 71 000 habitantes que tenía antes de la guerra es ahora de menos de 500, ya que todos, salvo unos pocos, han huido del ataque.
Las fuerzas de Wagner han sido acusadas por sus excomandantes de violar y asesinar a civiles, incluidos niños de tan sólo cinco años.
Sin embargo, Sasha rechaza esta acusación, señalando que todos los combatientes están sujetos por contrato a normas estrictas, que prohíben el saqueo (excepto trofeos de combatientes muertos), la violación, las drogas e incluso el alcohol.
«No representábamos ninguna amenaza», asegura Sasha a Euronews, afirmando que los civiles le dijeron que preferían a Wagner a las Fuerzas Armadas ucranianas, porque «podían confiar en nosotros».
«Incluso ayudábamos a la gente con sus jardines, y un compañero salvó a una niña de 6 años que estaba herida, llevándola varios kilómetros hasta un hospital», cuenta el entrevistado, que reconoce no obstante que gente inocente podía morir por alguna que otra «bala perdida».
Euronews no ha podido verificar de forma independiente estas afirmaciones.
Yevgueni Prigozhin, en una imagen tomada el 24 de junio de 2023Mindaugas Kulbis/Copyright 2023 The AP. All rights reserved.
Sasha —gran admirador de Vladímir Putin— pintó en su momento un cuadro de confusión en torno al frustrado motín de Wagner en junio, aunque para entonces él ya había regresado a casa.
Sus colegas le contaron que muchos comandantes, deseosos de permanecer leales al presidente ruso, rechazaron las órdenes de marchar sobre Rostov del Don, un bastión ruso cerca de la frontera ucraniana donde Wagner se apoderó de una base militar.
Al analizar el enfrentamiento entre el jefe de Wagner, Yevgueni Prigozhin, y los militares rusos respaldados por Putin —con tropas regulares que, al parecer, atacaron bases mercenarias—, Sasha se muestra cortante y contundente: «Lo diré de forma clara: no me gusta Shoigu [el ministro de Defensa ruso]».
Volví con todos mis miembros. Nunca me hirieron. Tuve bastante suerte en comparación con otros
Sasha
Exmercenario de Wagner
Antes de la rebelión de Wagner del 23 de junio, en la que el grupo marchó sobre Moscú, las tensiones habían ido en aumento entre Prigozhin y el estamento de Defensa ruso, con el jefe de los mercenarios criticando abiertamente su campaña.
Tras enfrentarse a una artillería ucraniana «realmente buena», Sasha se sintió agradecido por volver a casa de una pieza. «Duermo muy bien por las noches. No tengo pesadillas. Volví con todos mis miembros. Nunca me hirieron. Tuve bastante suerte en comparación con otros».
«Después de lo que he pasado, las cosas cambian y tienes diferentes prioridades en la vida, como la familia», confiesa el exmercenario. «Tengo hermanos, padres, y una mujer a la que amo».
«También por esas razones es que no quiero luchar más. No quiero arriesgarlo todo por segunda vez».
Fuente: https://es.euronews.com/2023/07/27/horror-mentiras-y-desilusion-euronews-habla-con-un-exmiembro-del-grupo-wagner