
Por el fenómeno climático, hay además 1059 personas evacuadas y pérdidas incalculables. El gobernador Kicillof y los ministros Patricia Bullrich y Luis Petri recorrieron zonas afectadas. “Básicamente, hay que reconstruir la ciudad”, dijeron desde Provincia.
Como producto de los operativos de asistencia, las autoridades aseguraron que el agua que se había acumulado tras el temporal descendió “casi por completo” en las últimas horas. El drenado fue beneficioso para las localidades más afectadas, sobre todo, para Gral. Daniel Cerri, mientras que en Ingeniero White aseguraron que la inundación comenzó a drenarse “poco a poco”, tras las tareas desplegadas en la zona.
De acuerdo a las fuentes oficiales en el 40% de la ciudad ya se restableció el servicio eléctrico, luego de que las autoridades municipales ordenaran cortar el suministro por precaución.

Además, la empresa EDES aseguró que se realizarán tareas específicas en Gral. Daniel Cerri, Ingeniero White, barrio Napostá, Tiro Federal, Bella Vista y parte de Villa Mitre, para posibilitar el regreso de la corriente eléctrica a estas áereas.
Incluso, ABSA comunicó que se pondrá a disposición un número telefónico para poder asistir a los consorcios y edificios que presentaran problemas para operar sus bombas elevadoras. La línea que fue habilitada es 0800-999-2272, la cual solo funcionará para solicitar asistencia.
Aún hay más de mil personas evacuadas
Por otro lado, las autoridades comunicaron que las donaciones serán recibidas únicamente en Dow Center, en Rodríguez 4985, la UNS, en la sede de Alem 1253. Y reiteraron que continuará la colecta de alimentos no perecederos, velas, productos de limpieza y higiene personal (lavandina), agua envasada, frazadas y abrigos, colchones, ropa de cama y toallas, alimento balanceado.
Las clases continuarán suspendidas hasta el martes de la semana que viene, mientras que los establecimientos que brindarán primera atención el domingo, entre las 9 a 17 horas, serán el Centro de salud Norte, el Centro de salud Milstein, el Centro de salud Dharma, y la Unidad Sanitaria Bella Vista.
Un trabajo de hidrografía urbana de Bahía Blanca publicado en la web del Conicet en 2012, indicaba ya desde hacía 13 años que la ciudad se encuentra situada en la cuenca inferior del canal Maldonado y del arroyo Napostá, dos cursos de agua clave en el sistema de drenaje local. Debido a su ubicación en esta cuenca baja, las aguas se acumulan rápidamente en la ciudad ante lluvias intensas.
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Según el informe, la geografía del terreno, particularmente en sectores de baja pendiente, agrava esta situación debido a que el escurrimiento generado en áreas más altas erosiona calles sin pavimento y transporta sedimentos hacia zonas bajas, bloqueando los sistemas de drenaje existentes. Además, la expansión urbana desordenada contribuye a este problema al generar áreas impermeables y reducir espacios naturales de absorción, incrementando así el volumen de escorrentía superficial y dificultando el correcto drenaje del agua hacia el mar.
Esta situación es una realidad de la ciudad de Bahía Blanca, que se inscribe en el contexto del cambio climático, que está teniendo distintos impactos a nivel global, pero que en la Argentina está teniendo una manifestación que se profundizará en los próximos años según advierten los especialistas. Más inundaciones y más sequías son los riesgos climáticos que más efectos tendrán en el país, según el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Sequías e inundaciones, todo como parte del mismo fenómeno. Esto significará que las obras de adaptación al cambio climático deberán ser centrales y clave en la obra pública en los próximos años, ya que estos eventos serán cada vez más frecuentes.
Triplicación de situaciones extremas
“Desde 1980, la cantidad de eventos pluviales extremos se ha triplicado”, apunta un informe del Banco Mundial Impactos de las crisis climáticas en la pobreza y en la Argentina, presentado en 2021.
¿Por qué el cambio climático causa tormentas e inundaciones? Los expertos del IPCC advierten que, como consecuencia del calentamiento global, el ciclo del agua se intensificó. “El calentamiento de las temperaturas eleva el límite superior de la cantidad de humedad en el aire. Eso aumenta la posibilidad de que llueva más. A nivel mundial, es probable que las precipitaciones extremas diarias se intensifiquen en un 7% por cada grado que aumente la temperatura”, explica el informe.

El informe del Banco Mundial indica que se proyecta un aumento en la intensidad y frecuencia de lluvias extremas e inundaciones en el nordeste y centro argentino, en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, y en la Mesopotamia. “En cambio, en el noroeste, provincias como Salta y Jujuy tendrán un aumento de la temporada de sequía, con fuertes lluvias concentradas en apenas unos cinco días al año. Esto aumentará la erosión del suelo y la aridez. Escenas como una ruta que se desmorona, o un puente que se cae por las fuertes lluvias, van a ser frecuentes”, explica el documento del Banco Mundial. “En todo el mundo, ante el aumento de temperatura por el cambio climático causado por el ser humano, los extremos de precipitaciones, cuando ocurran serán más intensas. Esto es porque al ser más cálida la atmósfera, el aire es capaz de contener más agua”, explica Anna Sorensson, una investigadora de origen sueco radicada en la Argentina, que trabaja en Conicet, en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA).
“Las inundaciones causadas por lluvias y el aumento en el nivel del mar como consecuencia de los deshielos, pondría en jaque a la urbanización como la conocemos”, explica el investigador del Conicet Lucas Ruiz, uno de los argentinos que participaron en la elaboración del informe del IPCC. “Algunos modelos a futuro proyectan el nivel del Río de la Plata llegando a las escalinatas de la Facultad de Derecho para fin de siglo. Y la zona de Benavídez bajo agua”, agrega. “Se necesitarán grandes obras de infraestructura para hacer frente al nuevo perfil urbano”, dice Sorensson.
¿Esas obras podrían haber evitado la inundación como la que se produjo en Bahía Blanca? Probablemente. No solo podrían, deberían, advierten los expertos, ya que las obras de mitigación se suelen proyectar teniendo en cuenta la incidencia de los fenómenos. Así, se hacen obras para eventos que pueden ocurrir en dos años, en cinco años. Difícilmente se proyecten obras para fenómenos que ocurren cada 10 o cada 20 años. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que la eventualidad de esos fenómenos se intensificó. Y que en los próximos años, tormentas como esta no serán una excepcionalidad.
