La activista por una vida y una muerte dignas, como ella misma se definía, se despidió rodeada de los suyos con un «les amo», tal y como comunicó su familia
Paola Roldán, con su marido Nicolás Suárez y su abogado.AFP
Daniel Lozano
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«Mi mayor anhelo es dejarle a mi hijo un mundo más solidario, compasivo, amoroso y colaborativo. Siento que esta es la mejor manera de protegerlo, y lo seguiré intentando hasta mi último aliento». Paola Roldán, de 42 años, respondió con un largo tuit a una sociedad que la quiso premiar en el Día de la Mujer por su lucha a favor de la eutanasia en Ecuador.
La activista por una vida y una muerte dignas, como ella misma se definía, se despidió rodeada de los suyos con un «les amo», tal y como comunicó su familia. Atrás quedaban cuatro años de lucha y dolor, asediada por la cruel esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que la tenía postrada en la cama, conectada a un respirador mecánico, con alimentación intravenosa y totalmente dependiente. La mujer no podía mover ni un solo dedo de su cuerpo y había estado a punto de morir por asfixia tras ingerir un grano de arroz desmenuzado.
Paola Roldán se despidió en paz y su legado ya es historia en Ecuador: su cruzada ante la Corte Suprema posibilitó que en el mes pasado Ecuador se convirtiera en el segundo país en América Latina, tras Colombia, y el noveno en todo el mundo en dar luz verde a la despenalización de la eutanasia. Una sentencia de efectos inmediatos, no sólo para la demandante.
Tras la sentencia Paola decidió seguir luchando por su vida, aunque durante el juicio se había puesto el plazo de 15 días para acabar con su sufrimiento. En los últimos días había emprendido una campaña en favor de personas que también sufren enfermedades tan duras.
«Su valentía y determinación han allanado el camino para un cambio significativo en la legislación ecuatoriana, permitiendo que aquellos que enfrentan condiciones médicas terminales tengan la opción de despedirse con dignidad y sin sufrimiento innecesario», rezó el comunicado de la familia, firmado por su padre, Francisco Roldán, quien no informó sobre las causas del fallecimiento, 33 días después de su victoria histórica en los tribunales.
«Quiero ver si por las venas de este país corre sangre de justicia y de humanidad», escribió durante su batalla Paola, quien usó las redes sociales hasta el último día como plataforma para defender con pasión intelectual sus convicciones, algo que su cuerpo pretendía evitar. Roldán aprovechó el 8M para romper una lanza en favor de la primera dama, Lavinia Valbonesi, «catapultada de ser madre de dos bebés y poder usar bikini donde le plazca a reuniones con la primera dama de EEUU y que cada hilo que se pone sea escrutado. Yo a esa edad (25 años) estaba mochileando por el Asia, con Rastas y ojalá lavando mi ropa cada tres días. Si me hubiese tocado asumir un cargo así, de la noche a la mañana, seguro hubiese sido un desastre. ¿Quiénes somos para juzgar la historia de otros? Más humildad y menos juzgar, señores».
Pavel Muñoz, alcalde de Quito, ha anunciado que entregará a la familia Roldán la Mención de Honor Marieta de Veintimilla, porque «su ejemplo inspiró a muchos ciudadanos y modificó sustancialmente la legislación ecuatoriana».
Fuente:https://www.elmundo.es/internacional/2024/03/12/65f06aaa21efa0d2678b45a2.html
