Este 28 de abril, la oficialista Claudia Sheinbaum, la opositora Xóchitl Gálvez y el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Máynez, se enfrentaron en el segundo debate presidencial en rumbo a las elecciones del próximo 2 de junio. En su segundo cara a cara, los candidatos expusieron su visión en cuatro bloques, con dos subcategorías cada uno, con las temáticas de desarrollo económico, combate a la pobreza, impulso al empleo y desarrollo sustentable. Tal como en el primer cara a cara, los ataques entre los aspirantes a la Presidencia marcaron el evento.
Candidaturas y consejerías se reunieron en el foro del segundo debate presidencial mexicano, en la Ciudad de México, México, 28 de abril de 2024. © INE
Por:Maximiliano Pérez Gallardo
«La ruta hacia el desarrollo de México» fue el nombre que el Instituto Nacional Electoral (INE) eligió para el segundo debate presidencial, con sede en la Ciudad de México y televisado por cadena nacional. El segundo cara a cara también fue transmitido por numerosos canales externos construidos por el INE en los que el debate fue traducido en tres distintas lenguas originarias.
El segundo cara a cara entre los presidenciables fue realizado bajo el ‘Formato B’. Se trata de una modalidad ideada por el INE basada en la recopilación de preguntas a través de encuestas en las principales plazas públicas de los 32 estados que componen el país, que a su vez fueron transmitidas a los candidatos por medio de ocho personas elegidas aleatoriamente por la autoridad electoral. El organismo recibió 400 preguntas, eligió 72 elegidas y finalmente ocho fueron sorteadas.
Así como en el primer debate, la moderación estuvo a cargo de dos periodistas nacionales elegidos por el órgano electoral, Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Cacho, que fueron los responsables de otorgar la palabra a los candidatos y llevar la estructura del debate, dividido en cuatro bloques temáticos. Los tres candidatos tuvieron la posibilidad de hacer uso de sus bolsas de tiempo con cinco minutos cada uno. La gran parte del tiempo fue utilizado para confrontar a sus contrincantes.
Sheinbaum, la elegida del movimiento encabezado por el actual presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para continuar con la ‘cuarta transformación’ en el país, llegó al debate como la favorita de las encuestas. Sondeos como el de ‘El Financiero’ la sitúan con un 49% de la preferencia popular, muy lejos del 32% que se le otorga a la candidata opositora.
Por su parte, Xóchitl Gálvez llegaba al encuentro —obligatorio por la ley electoral mexicana— con la presión de aumentar su popularidad entre el electorado. El anterior cara a cara no le sirvió para ganar terreno frente a su rival.
Lejos de la disputa entre las candidatas, se encuentra Jorge Máynez, que, a pesar de haber irrumpido con fuerza en el imaginario político de la juventud mexicana —con una campaña enfocada en las redes sociales y visitas constantes a diversas universidades del país— no ha conseguido remontar en los índices de popularidad. Las encuestas lo sitúan como último en la contienda con solo el 8% de la intención de voto.
Economía, empleo e inflación
El bloque fue inaugurado por la participación de Xóchitl Gálvez, que arranco su intervención con una grave acusación al Gobierno actual a cargo del Partido Morena, a quien calificó de «narco partido», sin citar evidencia concreta de ese señalamiento. Ya entrando en materia, Gálvez expuso a la delincuencia como el principal problema de la economía mexicana. La opositora hizo alusión al «cobro de piso» y la extorsión del crimen organizado a los pequeños productores.
Además, Gálvez atacó la Administración de Claudia Sheinbaum, a quien se refirió en múltiples ocasiones como la «candidata de las mentiras». Según señaló, durante su mandato como jefa de Gobierno de Ciudad de México, el índice de empleo disminuyó.
Específicamente sobre propuestas, Gálvez habló de la creación de una «institución» para otorgar créditos baratos a los pequeños empresarios, además de aumentar la inversión en «certeza jurídica, energías limpias, educación, ciencia y tecnología».
Sheinbaum respondió a las acusaciones de la candidata derechista. Señaló al Gobierno de Felipe Calderón, parte del Partido Acción Nacional (PAN), como el «único narcogobierno que ha existido». Además, reafirmó el rechazo de su grupo político al neoliberalismo, la candidata prometió continuar con los «progresos de la cuarta transformación», como se llama a las reformas que ha impulsado del actual presidente.
La elegida de Morena para las elecciones del 2 de junio también presumió los avances del Gobierno de López Obrador. Sheinbaum afirmó que el salario mínimo ha subido un 113% desde el 2018. También habló de un control inflacionario y en la deuda pública nacional, medidas que se comprometió a seguir impulsando si llega a la Presidencia. Por otro lado, Sheinbaum también defendió la recién aprobada reforma pensionaria, que fue atacada por Gálvez.
Máynez, alejado de la pugna entre Sheinbaum y Gálvez, hizo alusión al ‘nearshoring’, una práctica empresarial en la que una empresa subcontrata ciertas actividades o servicios a proveedores ubicados en países cercanos geográficamente. Sobre este tema, dijo que es una de las oportunidades más grandes para el crecimiento económico del país. Además, propuso una mejora en la inversión de energías verdes, en el sistema educativo y la implementación de un plan en infraestructura hídrica, uno de los grandes problemas que ha tocado a México en los últimos años.
El candidato de Movimiento Ciudadano también lanzó una arriesgada propuesta sobre una reforma fiscal, acusando a sus dos oponentes de «no atreverse» a hablar sobre ese tema. Una política que, esbozó, tendrá una lógica restaurativa. «El que contamine, pague», concluyó.
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Pobreza y desigualdad
En uno de los bloques más importantes dentro de la campaña electoral, los candidatos se enfrascaron en señalamientos mutuos y acusaciones personales, en lugar de presentar un amplio abanico de propuestas, como esperaba una gran parte de la ciudadanía.
Sheinbaum inició —como en el primer bloque— presumiendo los «logros» del actual Gobierno. Exhibió que 5,1 millones de mexicanos salieron de la pobreza en este periodo y afirmó que el mandato del presidente termina con los índices de pobreza menores al 40% de la población mexicana. Además, prometió llevar a todo el país el sistema de becas a todos los niños en escuelas públicas que implementó en la Ciudad de México.
Sobre sus propuestas, Sheinbaum se comprometió a continuar con el aumento del salario mínimo, llegando a 2,5 canastas básicas. Además, prometió que llevará la seguridad social a jornaleros agrícolas y a los empleados de plataformas digitales. Por otro lado, la oficialista planteó que quiere continuar con una promesa de López Obrador: llevar los programas sociales a la Constitución.
Por su parte, Gálvez recalcó que no va a erradicar los programas sociales implementados durante la Administración actual. Así respondió a las acusaciones que ha recibido sobre esa materia. «Los programas sociales son indispensables, pero no suficientes», dijo. Y agregó que va a recuperar el Fondo de Infraestructura de los Pueblos Indígenas. Uno que «Morena se robó», según la candidata opositora.
Durante casi todo el debate, Gálvez señaló a Sheinbaum de «mentirosa» y se refirió a los escándalos de corrupción que han sido protagonizados por algunos de sus familiares. La exalcaldesa respondió brevemente a esos señalamientos, dijo que ella ya había aclarado esos casos.
Ante las acusaciones de no haber favorecido a los pueblos indígenas durante su participación en el Gobierno de Vicente Fox (2000-2006), Gálvez se deslindó del actuar político del expresidente: «Soy Xóchitl Gálvez, no Fox. Yo me mando sola».
Máynez afirmó que apuesta por continuar con el aumento al salario mínimo, llevándolo a 10.000 pesos mexicanos (581 dólares). Además, dijo que sus rivales no están de acuerdo con la reducción de la jornada laboral. Una confrontación dirigida especialmente a Gálvez.
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Infraestructura y desarrollo
En otro bloque lleno de ataques y preguntas sin respuesta, las dos candidatas y el candidato se encaminaron a proponer sobre el desarrollo material del país azteca.
Esta vez comenzó Máynez que se refirió a su plan nacional para aumentar el gasto en desarrollo e infraestructura. El candidato se comprometió a dedicar «más de 500.000 millones de pesos» para el «plan de infraestructura más ambicioso del país». También prometió impulsar la construcción de vivienda social y reponer la infraestructura hídrica en todo el país.
Gálvez continuó con los señalamientos agresivos en contra del Gobierno encabezado por López Obrador. La opositora dijo que la construcción de los «mega proyectos» insignia de la «cuarta transformación» han sido «caprichos» del presidente.
«El Tren Maya es pura robadera», mencionó Gálvez. La opositora prometió hacer alianzas con el sector privado y tecnificar el campo. «No nos vamos a aliar con los delincuentes como el narco partido de Morena», sentenció.
Sheinbaum buscó defender la Administración de López Obrador. La oficialista dijo que el «85% de la población en el sur está de acuerdo con el Tren Maya». También aprovechó para presumir la construcción del Tren Interoceánico, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto Felipe Ángeles.
La candidata de Morena apeló al apoyo a los pequeños productores. Al mismo tiempo, se comprometió a recuperar el financiamiento al campo, mantener fertilizantes gratuitos e impulsar un programa para el riego agrícola.
Cambio climático y desarrollo sustentable
El bloque final del segundo debate presidencial mexicano tuvo como temática principal la protección al medio ambiente. Un tema que careció de propuestas concretas.
Gálvez aclaró que su postura no concibe el desarrollo económico sin el respeto al medio ambiente. Por lo que buscará privilegiar el desarrollo de energías renovables. Al respecto hixo una promesa arriesgada: dijo que si gana la Presidencia el 2 de junio, el 50% de la energía en México será renovable para el 2030.
«Mi gobierno sí se va a comprometer con acuerdos internacionales, como el de París», expresó Gálvez, que se comprometió a otorgar energía limpia y barata a la población mexicana.
En el caso de Máynez —quizá el más propositivo dentro del bloque— hizo referencia a la necesidad de crear un nuevo modelo de desarrollo que no dependa del extractivismo y del uso masivo de los combustibles fósiles. En este punto se refirió a desastres ambientales ocurridos en Gobiernos anteriores.
Sheinbaum, por su parte, apostó por proponer la mitigación de emisiones de CO₂. Además, reconoció la necesidad de avanzar en la transición energética.
Como en el primer debate, las candidatas más populares se enfrascaron en episodios polémicos basados en ataques a sus respectivas carreras políticas, las coaliciones que representan o escándalos personales.
Entre «candidata de las mentiras», «corrupta del PRIAN» y «narcocandidata», Sheinbaum y Gálvez protagonizaron diversos encontronazos personales, a veces dejando de lado las preguntas de la ciudadanía. Los ataques cruzados dejaron a Máynez aislado y que el candidato aprovechó para desarrollar algunas de sus propuestas. Unas que, sin embargo, siguen sin calar en el imaginario político mexicano.
El próximo 2 de junio, más de 90 millones de mexicanos saldrán a las urnas para decantarse por uno de los proyectos políticos. Hasta el momento, los candidatos han hecho más promesas que planes concretos. Queda por ver si algunas de las dudas se despejarán en el tercer y último debate.
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