Investigadores europeos hicieron un experimento con ratones y publicaron los resultados en la revista PNAS. Revelaron cómo los pigmentos permanentes podrían impactar en las defensas tras la aplicación de la inmunización

La tinta de los tatuajes provoca inflamación duradera en los ganglios linfáticos encargados de drenar la zona tatuada y puede modificar la respuesta del cuerpo ante ciertas vacunas, luego de hacer un estudio con ratones en Europa.
Los pigmentos de la tinta permanecen durante meses dentro de células defensivas ubicadas en los ganglios linfáticos y provocan que la zona siga inmunológicamente activa mucho tiempo después de la aplicación, según los investigadores que trabajan en cinco países.
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En el estudio colaboraron expertos de la Universidad de Masaryk y el Instituto de Parasitología de la Academia de Ciencias, en República Checa; y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Lyon, en Francia.
El interés científico surgió ante la popularidad creciente de los tatuajes, especialmente entre jóvenes. En la actualidad, una porción importante de la población mundial lleva tatuajes, aunque faltan regulaciones específicas y estudios sobre los ingredientes de la tinta y sus consecuencias inmunológicas.
Hasta ahora, las investigaciones científicas solo habían mostrado la aparición de ganglios pigmentados y casos aislados de reacciones adversas.
Ante ese panorama, el equipo de investigadores europeos se propuso analizar cómo los pigmentos de la tinta viajan, se instalan y desencadenan una reacción inmunológica en los ganglios, y si esta situación afecta la producción de anticuerpos tras la vacunación.
