El 23 de septiembre de 1988, Mel Ignatow citó a su exnovia Brenda Schaefer con la excusa de devolverle unas joyas. Una vez que la tuvo allí, la torturó, la violó y la mató con la ayuda de una cómplice que fotografió todo el proceso. La palabra que confundió al jurado que lo declaró inocente y el juicio por perjurio que lo llevó finalmente a la cárcel

Mel Ignatow era el novio de Brenda Schaefer cuando la dormía con cloroformo para violarla, aún después de haber hecho el amor cuando estaban los dos despiertos. Ese juego perverso que solo uno de los participantes sabía que se estaba jugando terminó abruptamente una noche de 1988, cuando Brenda se despertó justo en el momento que Mel estaba por ponerle un pañuelo mojado con el líquido adormecedor sobre la cara.
Brenda saltó de la cama como impulsada por un resorte, se vistió a los apurones y salió de la casa de Mel decidida a no verlo más. Lo que había comenzado como una relación casi de película, con cenas románticas, costosos regalos y encuentros ardientes en la cama para Brenda se transformó de golpe en una pesadilla.
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No podía imaginar que desde hacía meses el hombre planificaba su muerte, ni tampoco que tenía una cómplice dispuesta a ayudarlo. Así se gestó uno de los asesinatos más resonantes de fines de la década de los ’80 en los Estados Unidos, no solo por su perversa ejecución, casi ritual, sino porque, aunque todo el mundo sabía quién era el culpable, un juicio de desarrollo insólito lo dejó impune.
Brenda Schaefer tenía 34 años y trabajaba como enfermera cuando conoció al empresario de importaciones y exportaciones Melvin Henry Ignatow, de 48, en Louisville, Kentucky. Corría 1986 y fue lo que se dice un flechazo. Los primeros meses fueron de cuento de hadas, aunque con el correr del tiempo Mel (como todos llamaban a Melvin) se puso posesivo y solía celar a Brenda. Para ella no fue una señal de alerta, Mel seguía mostrándose casi siempre gentil, después de las discusiones se disculpaba haciéndole buenos regalos y el sexo era de lo mejor, tanto que después del amor, Brenda se dormía como un tronco.

3 comentarios en «Era su novia, la dormía con cloroformo para violarla y la mató cuando ella lo descubrió: el atroz fallo judicial que lo dejó impune»