Acorralado por las críticas de la oposición y la reacción de los mercados, Milei y Francos siguieron la línea de negación y denuncia de «mentiras» de parte del ex titular de Discapacidad. En el inicio, la directiva había sido «dejar actuar a la Justicia» y mantener la «cautela»

El Gobierno decidió endurecer la postura de cautela que adoptó en el inicio, buscar chivos expiatorios y contraatacar. O, en palabras de un importante asesor, «contragolpear», después de varios días de pasividad, total silencio de Javier y Karina Milei, y falta de explicaciones.
Todavía no hicieron declaraciones por parte del Ejecutivo sobre la trama de corrupción en la ANDIS que se desprende de los audios del ex titular del organismo, Diego Spagnuolo. Pero antes de dar razones o informar qué pasaba en la sensible área de discapacidad con la compra de medicamentos y las contrataciones, Milei y su jefe de Gabinete, Guillermo Francos adoptaron ayer la línea de negación absoluta y búsqueda de culpables fuera de la Casa Rosada.
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Es el enfoque discursivo que habían inaugurado Martín Menem y Lule Menem el lunes. Los principales apuntados en el caso habían sido los primeros funcionarios de alto rango en hablar de una “operación política”, alejándose de la estrategia de “cautela” que había recomendado el asesor Santiago Caputo poco después de que estallara la polémica.
Aparte de la retórica presidencial, ayer por la tarde nadie en el Gobierno se animaba a decir con precisión cuándo y por qué delito (o delitos) planeaban «llevar a la Justicia» a Spagnuolo.
