«La enfant terrible»: le decía el difunto padre por su carácter fuerte

La monja amiga del Papa Francisco, Geneviéve Jeaningros, de 81 años que llevaba una mochila en su hombro lloró frente al ataúd del difunto padre por 20 minutos en silencio en la Basílica de San Pedro.
Jeannigros nació en Francia y pertenece a la congregación de las Hermanitas de Jesús y dedico cinco decadas a trabajar con comunidades marginadas en Ostia, a las afueras de Roma.
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Vive en una caravana junto a otra religiosa, en donde comparte su día a día con feriantes, artistas de circo y mujeres transexuales que practican la prostitución.
Su labor social llevó a que se convierta en un puente entre estos grupos de gente y el Papa Francisco, quien la apodaba «la enfant terrible» por su carácter fuerte y su gran compromiso con los olvidados.
La monja afirmó que «lo aman tanto porque es la primera vez que un Papa acoge a personas trans y gays. Le agradecen porque finalmente han encontrado una iglesia que les ha tendido la mano».

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