Son las 8 y Nahuel Morandini todavía no durmió. Volvió a su casa anoche, después de haber estado preso 53 días. Los primeros tres, los de la celda de aislamiento, fueron los más duros, relata. “Estaba sin zapatillas, sin ropa interior, sin mis lentes, solo con mi remera y mi pantalón. No podía salir de la celda vestido, tenía que salir desnudo. Cada vez que se presentaba un oficial o el servicio de salud, tenía que desnudarme. Me dieron una palangana para hacer mis necesidades, comía con la mano. Esos días varias veces me filmaron desnudo”. Lo detuvieron el 4 de enero pasado por haber publicado un tuit en el que puso en duda la fidelidad de Tulia Snopek, la mujer del exgobernador Gerardo Morales. Según la fiscalía, cuestionó la “dignidad” de Snopek y la de su marido, y así “sembró el virus” que hizo que en las redes sociales se propagaran mensajes que sostienen falsamente que Morales podría no ser el padre biológico de la hija de dos años que tiene con Snopek. Su tuit decía: “Hace ya varios años que en Jujuy se hace el carnaval de los tekis (una estafa en la que caen los turistas). Pero este año no se hace. Y todo parece que es porque uno de los tekis le enseña a tocar la quena a la mujer del ex gobernador. Imposible aburrirse en kukuy”. LA NACION entrevistó a Morandini en su casa de Lozano, una zona rural a las afueras de San Salvador de Jujuy, a los pies de las cerranías de Jaire. Morandini es ingeniero ambiental y da clases en la universidad, un trabajo que planea retomar ni bien pueda. Hoy pasará el día en su casa, con su mujer y con sus dos hijas, de ocho y cuatro años, que todavía no empezaron las clases y hacen avioncitos de papel en el patio.